Antes de pasar a revelarte todo lo que tienes que saber para empezar con esta maravillosa técnica, voy a contarte un poquito sobre mi historia porque entenderás mejor por qué veo la acuarela como la veo.
La verdad es que mi historia con la pintura viene de hace muuuchos muchos años, ya de pequeñita siempre estaba con colores entre mis manos, quizás por influencia de la chica que me cuidaba cuya madre era una artista de los pies a la cabeza y siempre que me llevaba a su casa ese era el juego estrella.
Recuerdo que mis padres me apuntaron a clase de pintura a los 10 años, pero mis compañeros eran todo personas mayores y yo la verdad es que no me encontraba muy en “mi salsa”, así que poco a poco fui sustituyendo las pinturas por otras técnicas como la bisutería artesanal, el fieltro, etc.
Lo que tenía clarísimo es que me encantaba crear con mis manos, y aunque la carrera profesional me llevó por otros derroteros (puedes leer la historia completa aquí), cuando encuentras algo que te hace click en el corazón, tarde o temprano vuelve a ti.
En resumen, con la elección de estudios y mis primeros trabajos fui dejando de lado todas esas pasiones, mi día a día se resumía en ir a un trabajo que no me llenaba y que pasaran los días, las semanas y los meses y que ni fú ni fá…
Aguanté así hasta el 2017 que me puso la vida patas arriba y que perdí lo más importante: a mí misma. Como siempre he sido de diarios, decidí buscarme entre mis cuadernos, y me di cuenta de que al escribir y al pintar me iba encontrando pequeñas piezas de mí que con el tiempo fui encajando.
En realidad lo que se iba despertando era mi creatividad, esa fuerza poderosa que habita en cada uno de nosotros y que nos permite ver las cosas desde otro lugar y crear otra realidad.
Y así fue cómo empecé a tener un motivo por el que levantarme de la cama con energía, con ilusión, con esa chispita que hace que tus días grises se transformen en días de colores. Y entonces tomé la decisión de nunca jamás volver a dejar algo que pone mi corazón en calma, y ese algo era: pintar con acuarela.
Lo que de verdad necesitas para pintar con acuarela
Te he contado esta historia porque creo que cuando empezamos con una nueva afición nos venimos muy arriba y queremos tener todos los materiales que existen. Todas tenemos una amiga que cuando entra en una papelería se vuelve un poco crazy y sale con la cartera temblando, y si tú no la tienes… es que eres tú 😉
Fuera de bromas, probablemente si te estás planteando empezar a pintar con la acuarela estés buscando los mejores materiales para hacerlo, ¿y sabes qué? que creo que esto es un error. Y me explico:
Lo más importante cuando empezamos a pintar con acuarelas no es tener el pincel perfecto ni conocer todas las técnicas posibles, lo más importante es empezar.
Acuarela: agua, color y… confianza.
Su propio nombre lo indica: la acuarela se compone de agua y color, pero falta un ingrediente esencial… la confianza.
Cuando empezamos es normal que no sepamos cómo coger bien los pinceles, la presión que hay que ejercer, cómo tratar las acuarelas y el papel para que dure lo máximo, etc. Tenemos que familiarizarnos con esta técnica tan delicada e ir adquiriendo la confianza que nos permitirá disfrutar y conseguir los resultados que queremos.
El primer paso de todos: soltar
Una vez que te has decidido a empezar a pintar con acuarela, el primer paso es soltar la mano para ganar confianza y solo así, que podamos ir mejorando poco a poco. Y para eso, un truquito es hacerlo con materiales en los que no hayamos invertido mucho
No digo con esto que tengas que comprarte la peor acuarela o el peor pincel, porque tampoco te permitirá disfrutar de estos primeros pasos, pero sí que es importante que recuerdes que al principio tienes que probar e incluso “estropear” las acuarelas para aprender. El error, sin duda, forma parte del aprendizaje (y a veces, son los mejores maestros). Así que si tienes las típicos del cole que se quedaron en un cajón o las de tus hijos, ¡úsalas! Te prometo que no necesitas más.
En mis clases lo veo a menudo, al principio estamos más pendientes de hacerlo perfecto y de controlar la técnica que de disfrutar.. hasta que con unos sencillísisisisimos ejercicios le mandamos otro mensaje a nuestro cerebro y… ¡surge la magia! A veces, soltar es lo mejor que podemos hacer.
El segundo paso: elegir unas acuarelas “malillas”
La confianza se va adquiriendo poco a poco a base de pruebas y pruebas, y por eso, siempre digo que si nos hemos gastado mucho dinero en estos primeros materiales, probablemente nos “duela” un poquito más “malgastarlos” en pruebas.
En este post podrás ver algunas marcas que considero buenas para empezar y que la relación calidad-precio está genial para aquellos que están dando sus primeros pasos al pintar con acuarela.
Pero insisto, si no tienes presupuesto para adquirirlas, pilla las más baratitas y vuelve al primer punto de todos: la clave está en EMPEZAR.
El tercer paso: disfrutar
No se nos puede olvidar lo más importante: ¡¡¡disfrutar!!! Tanto si solo buscas pasar el rato como si quieres dedicarte profesionalmente a la acuarela, debes añadir el disfrute en cada uno de los trazos, porque si no te lo pasas bien… ¿de qué sirve?
Ojo! Por supuesto que hay momentos que no todo es tan fácil, cuando no te sale un degradado o no hay manera de que te salga esa forma puede ser muy frustrante, pero en esos momentos siempre aconsejo lo mismo:
Parar, respirar, tomar un poquito de distancia con el lienzo y volverlo a intentar!
Repítelo como un mantra y te aseguro que empezarás a fluir con esta maravillosa técnica.
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Me encantará conocer tu opinión y si te has atrevido ya a dar tus primeras pinceladas! Te leo en comentarios!! 🙂
